Entrar en 374Massatge no es simplemente acudir a una cita…
Es cruzar un umbral. El del placer, la calma y la conexión más íntima contigo mismo.
Aquí comienza un viaje que va mucho más allá del cuerpo: despierta tus sentidos, relaja tu mente, y enciende tu energía interior con un ritmo suave, pausado, deliciosamente provocador.
En 374Massatge en Barcelona te ofrecemos una experiencia auténtica de masajes orientales basada en técnicas milenarias asiáticas como shiatsu, Tui‑Na, masaje balinés y cuatro manos. Nuestro centro está rodeado de un entorno íntimo y acogedor en el Eixample cerca de Sagrada Família, abierto todos los días de 9:30 a 21:30.
Cada masaje está diseñado para restaurar el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, liberando tensiones físicas y energéticas gracias a movimientos sincronizados y presión consciente. En especial, el masaje a cuatro manos multiplica la relajación y potencia la armonía corporal.
Nuestro equipo está formado por masajistas certificadas especializadas en terapias orientales tradicionales, garantizando profesionalidad, limpieza e intimidad en cada sesión. La inspiración en rituales de bienestar asiáticos hace que cada visita sea una experiencia sensorial completa.
Desde el primer momento en que empujas la puerta, el mundo exterior se desvanece.
Un ambiente cálido te envuelve. La luz tenue acaricia el espacio. El aire huele a flor de loto, sándalo o vainilla… esencias naturales que te abren los sentidos y bajan tus defensas emocionales.
Una masajista te recibe con una sonrisa dulce, mirada serena y voz suave. No hay prisas, no hay relojes. Solo tú.
Ella te guía… y tú simplemente te dejas llevar.
Sensaciones inmediatas
Aromas dulces y envolventes te acarician desde el primer paso.
La calidez de la sala y la voz suave de quien te recibe derriten cualquier tensión.
Tus sentidos se activan lentamente: respiras distinto, caminas más despacio.
El mundo exterior se queda atrás… ahora todo gira a tu alrededor.
Accedes a una sala privada: íntima, silenciosa, cuidada con mimo.
Todo está en su lugar: sábanas impecables, futón amplio o camilla, aceites tibios esperándote, una toalla que cubre tu cuerpo con la medida justa de pudor.
El silencio se mezcla con una música suave, como un susurro lejano.
El cuerpo se relaja. La mente comienza a apagarse.
Ya no piensas: sientes.
Un refugio íntimo
Luz tenue, temperatura perfecta, y silencio acogedor.
Camilla o futón preparado con mimo, tejidos suaves al tacto.
Una atmósfera pensada para que te sientas deseado, cuidado, libre.
Aquí no hay nada que demostrar. Solo dejarte ir.
Comienza el ritual
Las manos expertas de tu masajista recorren tu cuerpo con calma, sin saltos ni urgencias.
Cada caricia fluye, cada roce tiene intención. No hay repeticiones automáticas. Es una danza entre pieles, una lectura del cuerpo, una conexión real.
El aceite caliente resbala lentamente, y cada movimiento despierta sensaciones nuevas: entre placer, alivio y un deseo suave que nace en lo profundo.
Es un masaje sensual, sí. Pero también emocional, íntimo, humano.
Te rindes. Y en esa rendición, aparece la verdadera magia.
Caricias que despiertan
Aceites tibios recorren tu piel como un río de placer.
Cada movimiento está cargado de intención… y de deseo contenido.
El cuerpo se abre, se rinde, se comunica sin palabras.
Sientes. Vibras. Gozas. Sin pensar, sin culpa, sin juicios.
En 374 Massatge no solo tocamos cuerpos.
Acompañamos emociones, creamos encuentros, provocamos placer con respeto y sensibilidad.
Tu masajista está presente, atenta, con una energía femenina y cálida que envuelve sin imponer.
Hay miradas suaves, silencios llenos de sentido y un ritmo que se adapta a ti, a tu respiración, a tu deseo.
Energía entre dos
No hay prisas. Hay presencia.
Tu masajista se adapta a tu ritmo, a tu respiración, a tu piel.
Es un encuentro sutil, femenino, profundamente humano.
La energía fluye… y tú te dejas llevar sin esfuerzo.
Cuando el masaje llega a su fin, no hay abruptos cortes ni frases de despedida sin alma.
El regreso a la realidad es lento, suave, casi flotando.
Te ofrecen una toallita caliente, agua fresca, y un instante para ti. Para volver. Para recordar que algo en ti ha cambiado.
Y cuando salgas por esa misma puerta por la que entraste, llevarás contigo algo más que un cuerpo relajado:
Una sensación profunda de placer, bienestar… y deseo de volver.
La calma después del placer
Un suspiro. Una sonrisa. El cuerpo aún vibrando.
Te ofrecen agua fresca, una mirada amable, silencio respetuoso.
No quieres hablar. Solo disfrutar ese instante.
Sales distinto. Más ligero. Más vivo. Más tú.




Reserva ahora tu viaje sensorial y descubre por qué tantos clientes repiten.
Aquí, el cuerpo se relaja, el alma se enciende…
y el placer se convierte en arte.
Hay experiencias que se viven una vez y se recuerdan para siempre.
Un masaje en 374 Massatge no es solo un momento de placer.
Es un reencuentro contigo, con tu energía, con el deseo más auténtico que habita bajo la piel.
Aquí no vienes a “recibir un masaje”.
Vienes a sentirte mirado, acariciado, deseado… como mereces.